Histeria verídica
jueves, diciembre 20, 2007
es un síndrome de naturaleza psicológica caracterizado por un estrés
crónico asociado a la problemática que sufren los emigrantes
al afincarse en una nueva residencia."
.... Todo el mundo quedó eclipsado bajo la voz de Celia Cruz.
ACTO 1: De como un niño aprende a identificar a un loco.
Son las 8:45 de la mañana. Matilde Ríos lleva prácticamente a rastras a Pablo Soria Ríos. Va rezando algo acerca de que siempre llegan tarde mientras el muchacho se entretiene jugueteando con el vaho que le sale por la boca, a ver si puede hacer un aro como el abuelo con la pipa. Al doblar la esquina lo ven. En la acera de enfrente, un negro sandunguero de la baja Cuba baila una salsita cantada por Celia Cruz. La mujer, horrorizada, menea la cabeza, y mientras se aprieta al chiquillo a la falda musita: "Jesús bendito, tan temprano y ya borracho. Mira que hay locos en la vida". Pablo Soria Ríos, ajeno ya al vaho y con sonrisa risueña, señala con su pequeño dedo al hombre, mientras su madre tira de su brazo arrastrándolo unos metros más abajo. Ella decide cruzar lejos del paso de peatones, lejos del hombrecillo verde que le dice que es seguro pasar por la carretera. Pablo Soria Ríos, a la edad de 7 años, acaba de aprender lo que es un loco...
ACTO 2: De como la vergüenza acompaña al hombre.
Ismael Urbano mira pasmado a su compañero bailar en la puerta de la tienda. Coge el teléfono y marca de memoria un número, mientras no despega ojo del escaparate. Al otro lado de la línea, un hombre contesta malhumorado con voz ronca. Un estúpido sin-futuro de la tienda, como a él les gusta llamarlos, acaba de despertarle. El muchacho balbucea algo sobre "el negro", algo de un loco y de bailar. El jefe, contrariado y oyendo cantar a su secretaria en la ducha, decide colgar sin escucharlo. Ismael Urbano, ante los curiosos que miran hacia el interior de la tienda, decide esconderse detrás del mostrador muriéndose de la vergüenza...
ACTO 3: De como una mujer sueña despierta.
Un Renault antiguo para su paso ante la luz roja del último semáforo de la avenida. Matilda Solis, de 45 años, se pinta los labios mientras espera continuar la marcha. Por encima de la voz irresistible que propaga el CD de Luis Miguel escucha una música externa que hace que gire la cabeza. Ante la sorpresa de la imagen, Matilda Solis, "Mati" para los amigos y enemigos, se pinta sin querer la paleta derecha con carmín rojo. Con los ojos abiertos contempla al adonis negro que baila sobre la acera. Pasado un segundo, guarda el pintalabios con furia, pliega el parasol con espejo y musita: "Eso debería hacer yo, bajarme de este coche, ponerme a bailar con ese cuerpo y llamar a mi jefe diciéndole que estoy harta, que por lo que me paga se meta el trabajo por donde le quepa. Y también tendría que llamar al vago de mi marido y decirle que hoy hace él la comida, que recoja a los niños esta tarde y que de paso haga la colada por una vez en su vida, ¡que el agujero negro de la lavadora no es una boca come-manos!... ¡Que yo también trabajo! Y... Ante el claxon del coche de atrás Matilde Solís se percata de la luz verde del semáforo y fijando la vista al frente emprende la marcha hacia su oficina, unos kilómetros más abajo...
ACTO FINAL: De como la vida concluye empezando...
Juancho, un cubano exiliado, bota sobre el asfalto lo mejor que sabe. Acompañado por la maravillosa voz de su compatriota, ignora la expectación que se está creando a su alrededor. De forma invisible al resto del mundo, sostiene en un puño una carta ministerial. En ella, reza algo así: "Le informamos que desde hoy es usted considerado un ciudadano español". Juancho canta de felicidad.