Histéricas historias

Antonio emitió su sentencia jactanciosa acerca de la vida: "La felicidad se alimenta de la mierda de los demás" dejándonos anonadados, pensando en los conejitos rosas. "Pensadlo, la gente jamás se alegrará plenamente de tu felicidad. Te envidiarán, te criticarán e intentarán crearte problemas. Y yo, sobre tanta mierda, construyo mi torre hacia el cielo".
Nos sentimos un poquito ofendidos: había incluido nuestra propia basura en su base.
Ante nuestras miradas reprobatorias aclaró, "Por suerte, siempre existen amigos", y palmeó amistoso la espalda de Luis.
Se levantó y fue a pagar su cerveza, al día siguiente se iba de vacaciones con su mujer.
Y, mientras lo veíamos perderse calle abajo , alguien comentó por lo bajo: "Se ha puesto mas gordo, ¿no?". Todos asentimos mordiéndonos las uñas.