Síndromes post llegar tarde  

jueves, noviembre 30, 2006

Esta mañana me ha ocurrido algo insólito, inaudito, increible. Algo que desde hacía mucho no me pasaba. Si es que solo de recordarlo se me ponen los pelos como escarpias. Esta mañana, y oíganlo bien, ¡he llegado pronto a clase! ¡Toma Toma Toma! Algo he debido hacer mal porque me he sentido una ¡winner!. Si es que después de tanto tiempo con: las huelgas de autobús, que si me quedo dormida, que si se va la luz y la radio no suena, que si me entretengo en tomarme la leche con galletas (porque yo si no echo la galleta en la leche y espero a que se ponga blandita como que no) y el autobús de las 8 se me escapa... Ya no sabía lo que era llegar a tiempo. Bien es cierto que vas rezando en el autobús: "Que el profesor haya entrando, que el profesor haya entrado..." mientras para los demás resoplas mirando al reloj: "joooder, otra vez llego tarde, si es que estos autobuses." Y claro, si tienes clase a las 9:00 y son las 9:05 pues no vas a entrar ya... ¡Que falta de respeto! (¬_¬). Y ¿qué haces tú? pues irte a ese lugar donde te conocen más que en tu casa: la cafetería. Que entras allí y te pones a saludar a todo el mundo. Porque, y seamos sinceros, los demás también estais ahí. Que tú te acercas a la barra y te pones a hablar con el camarero: "¿Carlos, qué tal?... ¿yo? aquí desayunando para afrontar el día: ¿me puedes poner esos donuts de chocolate, un café y media tostada de tomate? Ah! pero échame la leche desnatada... que ya he desayunado galletas.
Si es que todos los días llegaba tarde. Luego se quejan del absentismo escolar. Yo es que levantarme temprano para nada... Que un día sales y tienes resaca y no vas: culpa de la huelga de autobuses...que un día tienes clase a las 16:00 y te quedas viendo el Aquí hay tomate porque han detenido a Carmen de Mairena: culpa de la huelga de autobuses. Los autobuses, amigos, ¡son el demonio!. Y por eso no voy a clase. Ellos tienen la culpa. Un día llegué a ponerme de huelga: "Oye Marina, no quisiera yo meterme con tu estilismo y forma de vestir, pero ¿no te parece algo exagerado el collar que llevas?" "no es un collar"alegué en mi defensa ante mi hermana "¿te acuerdas de la cadena anti-robo para la bici? ea, es que estoy indigná". Pero esta tierra que piso no entiende de huelgas y lo más que llegué a conseguir fue torticolis y alguna que otra risita, pero los autobuses seguían llegando tarde.
Pero esta mañana no, esta mañana he llegado temprano. Y mira que me he quedado dormida, me he vestido a trompicones, he cogido la magdalena de rigor, y he salido pitando detrás del autobús, que como no, pasa siempre delante en pos de verme botar. El hombre del kiosco cada día me ve correr, que cualquier mañana de estas lo veo con una mesa de plástico de la playa tendiéndome el agua y el bocadillo de chorizo: "Ánimo, ¡que tú llegas!" y yo gritándole: "De chorizo ¡no! que se repiteeee".
El caso es que hoy he elegido sitio, me he parado a hablar con la gente, he ido al servicio (a evacuar el agua) y a mi hora estaba yo: ahí, como una fiera, roncando sobre mi asiento.

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Ameba  

lunes, noviembre 27, 2006

Una vez alguien me dio la mejor lección de mi vida. Y aunque fue una lección que no me gustaría repetir, hoy estoy aquí practicando lo aprendido. Porque no todas las tormentas destrozan casas y no todas las tormentas arrancan árboles. Y ya no tengo nada que decir: todo lo dijo el tiempo y los sueños que reflejan mis miedos por la noche.
Hay guerras que debemos condenarnos a perder, porque el rival es poderoso y las fuerzas flaquean. Y hay personas a las que debemos estrechar la mano y felicitar por nuestra derrota, porque supieron jugar mejor, entre las sombras.
A veces he creido que debía ser mas ameba. Sin cubierta que me proteja, adquirir la forma que me diese la gana y fingir como fingen los demás. Me hubiera ahorrado más de un quebradero de cabeza. Pero aun no sé desprenderme de la membrana pegajosa que recubre mi verdad. Que no tiene que ser la verdad de otras personas, ojo.
¿Se puede sentir culpabilidad por sentirse culpable?. Por una vez le doy la razón a la experiencia. A la sabiduría de las personas que saben manejar la compleja mente de los demás. A ellas sí vale la pena felicitar: partenaires adictas al jaque.
Hoy me he visto en el espejo y he descubierto que la Reina Blanca de Marvel existe. Y no soy yo. Sorprendente felicidad la que ha producido en mí saber que prefiero ser la reina negra en esta partida de ajedrez que me niego a seguir viviendo. Jaque mate, tiro al rey.

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Amén, Forges  

domingo, noviembre 19, 2006

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Echar de menos  

jueves, noviembre 16, 2006

Echar de menos cuando estás en soledad es algo muy fácil. Cuando te encierras entre cuatro paredes y te preguntas qué hacer constantemente. Sentir que te falta alguien cuando hace frío bajo la sábana. O no recibir más que un tic-tac del reloj cuando opinas de algo de la tele. En estos casos, echar de menos es casi inevitable.

Pero, echar de menos cuando te rodea la gente, ríes a carcajadas, bailas, cantas... Comes entre amigos y con amigos. Cuentas tus cosas y los demás asienten, comprenden y opinan. Corres entre la lluvia y los coches; entre semáforos en rojo y el bullicio de Granada. Pensar en alguien mientras subes al autobús, que otra vez llega tarde. Y, de pronto, reconocer olores en la calle. Echar de menos así no es algo mecánico. Ni se hace por aburrimiento ni tristeza.

Y a mí me ha encantado echarte de menos esta tarde.

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Perfectos imperfectos jugando al blá blá blá.  

Ustedes son como a ustedes les gusta ser: perfectos. Los errores que ustedes cometen suelen ser consecuencias de los actos de los demás, es decir, errores de otros. Y si emiten opiniones al respecto es porque, ustedes, son expertos en el tema y además solo saben decir verdades. Ustedes siempre tienen un pie derecho con el que andar. No tienen días grises sino ideas inteligentes que los eviten: como alegrarse de las desgracias de los demás. Son el centro de atención de reuniones y festejos, siempre alardeando de su sonrisa abierta y su interés por los demás. Una palabra vuestra bastará para salvarnos. Ustedes solo son hipocresía y falsedad.
Pues sepan que yo no soy perfecta. Que tengo días grises, dudas, celos, envidias y ambición. Sepan que mis errores son míos y, en consecuencia, los pago yo. Que no me gusta ser el centro de la fiesta. Ni me interesa la vida de los demás.
Y déjenme que les cuente una historia: cuando yo quiero lo hago de verdad. Y no me importa lo que piensen ustedes, ni lo que crean. Si me equivoco o no ya se verá. Que yo no mido mis pasos con métricas que me digan si a ustedes les gusta lo que hago. Que yo no actúo pensando en lo que ustedes opinen, piensen o vomiten. Ni pienso dar explicaciones a quienes no se lo merecen. Y ahora solo les deseo que sean felices (porque yo, a diferencia de muchos, no sé odiar) que ya me encargaré personalmente de mi felicidad. No quieran lavar sus conciencias sangrando la mía.

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martes, noviembre 14, 2006

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De como no te veo en la revolución de las pelusas.  

domingo, noviembre 12, 2006

La revolución de las pelusas ha retornado. Llevo tres días fuera de casa y al volver, ¡ahí estaban!. Nada más entrar he visto la bola de matojo pasando por delante, y yo, que venía despistada y sin esperarlo, he acabado con dos pelusas ninjas en los ojos y en la puta calle como quien dice. Se han vuelto a apropiar de mi habitación. Hasta bigotitos, la rata que salvé de la anterior limpieza gorda, se ha aliado con ellos. Alega que no le gusta que la lleve con correa, que es denigrante para su especie. Dice que prefiere correr libremente por la cama, lavarse cuando ella quiera y comer comida basura con el pecho al aire tatuado con un "Amor de Rata". Yo he acudido al comedor con paso firme y exigiendo respuestas: "Joooooo mamaaaaaá, bigotitos y las pelusas se meten conmigoooo". Y he acabado con una escoba en la mano y un empujoncito de vuelta al cuarto. Si es que todos están contra mí.
Mientras caminaba por el salón he caido: uno que yo me sé está metido en esto. Lleva haciendo apología de revolución desde hace mucho y ahora que me he ido lo ha conseguido. Pero no estabas en el trajín. Mientras los escuchaba tras la puerta celebrando, a lo Asterix y Obelix, un gran banquete de victoria lo he sabido. No te he escuchado alzar la jarra de cerveza.
Y yo así no quiero luchar.
Así que he acabado sentada en la puerta. Agarrada al palo de madera de la escoba, triste, cuál bruja sin niños que cenar. Ahora más que recuperar un cuarto quiero recuperar a un amigo.
Si alguien se da por aludido que llame a un número compartido a las 5 de la mañana (o cuando quiera). Que ya hasta he perdido el miedo de morir de taquicardia cuando me despierto escuchando el móvil vibrar. Que echo de menos hablarle de que hay nieve en la sierra y de que él me diga si éste o aquella hoy le ha sonreido. Que echo de menos que siga siendo mi amigo.
Bigotitos en pose sexy

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Disimulo  

miércoles, noviembre 08, 2006

La sonrisa se oculta tras la mano. Hoy reiré a carcajadas. Eso sí, a escondidas, no sea que alguien lo descubra y quiera impedirlo haciendo algo. Que la envidia corre en vena, como el vino, en esta España que habito. Y si alguien me pregunta ¿qué creeis que les diré?, pues aquí estoy, ...tirando. Que las penas compartidas son menos penas y, ya se sabe, mal de muchos consuelo de tontos.

Hoy reiré a carcajadas, pero por dentro, mientras finjo resoplar como todos cuando el autobús llega tarde. Y gruño de mentira en la cola de cualquier banco. O miro con indignación a los albañiles que no acaban las obras del paso interior, ni del bulevar de Gran Vía, ni de mi piso. Cuando en realidad lo que me preocupa es saber si están tan morenos del sol contaminado de Granada; porque el que pega en mi ventana no calienta ni al pensamiento azul que me agencié por donar sangre.
Y así quizás consiga reirme cuando mi pelo me convierta en el león de la Metro Goldwyn Mayer en los días de lluvia. Pero, claro está, disimulando, disimulando, no sea que alguien descubra que soy feliz mojándome. Y así pueda seguir quejándome, bajo el paragüas de alguien, del barro en mis zapatos.

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Ahora...  


Ahora que me vigila las alturas un hada subida en una luna.
Ahora que collares de colores se guardan en mi joyero.
Ahora que un póster me recuerda que vivo "In the mood of love" y que las jaulas de Faraday son penetrables por tu sonrisa, venida de sorpresa.

Ahora que me descubro sonriendo como antes.
Ahora que un sillón es un palacio donde nunca falta espacio para más de un corazón. Ahora que es un ahora de Sabina.
Ahora que somos parecidos a "Les amants sour le toit" de Chagall, y que busco un golf en cada aparcamiento con la J en la matrícula.
Ahora que deseo que un cascabel tintinee a cada paso.
Ahora que deseo hablar contigo cada día.
Ahora, quizás ahora sea el momento de vivir el ahora.

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Las horas perdidas  

jueves, noviembre 02, 2006

Apunté al corazón tan segura como el temblor de piernas me dejaba. Fuego directo al corazón. Tracé la línea imaginariamente, asegurándome de no fallar, con la luna por testigo y el odio de excusa. Me miraste a los ojos y sonreiste. Abriste los brazos aceptando tu final, y trazaste círculos con el dedo formando diana. Susurraste un te quiero transformado en eco por las paredes del callejón oscuro.
Y yo, imaginando todas las horas perdidas, eché a llorar. Flaquearon mis fuerzas y el arma cayó.
"Miénteme, que me hace tu mentira feliz"

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