Histéricas historias

Jorobada, tanto física como síquicamente, frente al papel. La botella de agua en la esquina, el vaso de café en la otra, los restos de la magdalena que tu gula te ha hecho engullir en el centro. Resoplas. Lees dos líneas y vuelves a ojear las páginas que te quedan por detrás, con la esperanza de contar menos que hace cinco minutos. Vuelves a resoplar. Coges el subrayador amarillo, y trazas una linea sobre algo que parece importante, coges el azul y vuelves a subrayar sobre algo que parece semi importante, el verde para los esquemas, el rosa para los pies de página. Y embutida en tu mundo multicolor de líneas sin sentido acabas dándote cuenta que lo has subrayado todo y no has comprendido nada. Esto no funciona.

Te levantas y te estiras un rato. Miras por la ventana, hablas por teléfono, ves la tele... ¡¿¿ya es esa hora??!, imbécil, has perdido dos horas haciendo el ganso. Y vuelves a sentarte en el escritorio. Subrayas otras dos transparencias, miras el emule por si se te han descargado cosas, el messenger en estado no conectado, el blog, tal y tal página... Miras el reloj: otra media hora a la mierda. ¡¡NOOOO!! Agobio, agobio. Apagas el ordenador, apagas la televisión, abres el libro que te has sacado de la biblioteca, los apuntes. Venga, esta vez en serio.

Intentando memorizar miras a la estantería. ¡Uy! que de polvo. Coges el trapo y lo limpias. Al rato ves la pelusa del suelo volando, ¡uy! coges la escoba y la barres. A tu espalda, a la cama le ha salido una arruga, ¡uy! la deshaces y la haces de nuevo. Lo que no has hecho en todo el año ahora te sirve de excusa, en conclusión, otras dos horas perdidas.

Te sientas de nuevo. A la hora una voz te llama para cenar y te saca de tu ensimismamiento. Te descubres mirando a la pared con sonrisa de boba: acabas de planear lo que vas a hacer el resto de tu vida despues de exámenes. El cuarto está impecable. Los libros en la mesa, las hojas de los apuntes volando por culpa del aire de la estufa.

Cuando terminas de cenar te echas sobre el sofá. Alguien pregunta: ¿estudiarás esta noche tambien? Miras de soslayo.. uhm creo que no, ya he estudiado bastante esta tarde. Y esperas con ilusión a que Jesus Vazquez aparezca por la tele para soltar la frase: "¡Ay!, que desperdicio de cambio de acera"

No pienso ponerle comentario a esto. ¿Entendeis ahora mis histerias?

Mañana de sábado en la que dormir no es pecado ni remuerde consciencias. Ya estudié durante la semana lo suficiente. La televisión se pronuncia al lado, con su monotonía matinal de sábado de Enero, mientras mis padres hablan de su viaje y mi hermana pide que se callen, que está durmiendo. Me imagino Recogidas hasta arriba de gente: personas que chocan hombros, bolsas, manos y codos. En rebajas transitar por esa calle es casi imposible.

Yo me hago más bola, si puedo, en la cama. Con lo único que choco es mi sábana. Con lo único que me mosqueo es con mi pijama, que se empeña en retorcerse sobre mi cuerpo cada vez que me muevo. Ando medio entre sueños, pensando en esto y aquello que no me preocupa.

Hoy mi vecina no canta, ni hay obra en el portal, y nadie me llama para levantarme. Debo estar manchando la almohada de rimel porque anoche no me desmaquillé, pero no hay ganas de levantarse.

Pasado mañana será otro odioso lunes, pero hoy, es feliz mañana de sábado donde dormir está permitido en la república independiente de lo que a mi me da la gana hacer.

En una de las calles principales del Zaidín. Tres camellos, 3 hombres y 6 guardaespaldas se disponen a repartir regalos. Un gitano surge en la ventana de un edificio colindante: "¡¡¡Cuuuuuuchi los payos!!!, pos no san traio gordispaldas y tooo. ¡Que nu sus vamos a robar!. Mari, mira los payos... Ni que me interesaran los regalos que llevan. Miren ustedes, señores magos: Que yo tengo 3 ferraris, 2 porches, un mercedes, y a la jamelga de mi mujer. Que sus habeis creido, que nusotros somos gente de Dios... ". Cerrando la ventana de golpe.

Los reyes magos quedan atónitos ante tal espectáculo.

Visión 2:

Calle Campoamor Nº 5. Alguien susurra y rie, por lo bajito, detrás de la puerta: "Shhhh, calla, que la gente está durmiendo. ", tintineos, " joder, no doy con la llave...jijijijijijiji" otra voz: "Si es que menudo manojo tienes" "¿ y que quieres que haga? Tengo aquí todas las llaves", "a ver dejame a mi" ..."Quita que lo hago yo" ... "Tiene que ser ésta, jijijijiji". A duros esfuerzos encuentran la llave. Al fin, dos muchachas entran como cubas a casa de una.

Visión 3:

Mi casa. Yo en mi cama con los ojos como platos: mi insomnio no me deja dormir, son las 4 de la madrugada e irradio luz a las moscas de mi cuarto, para que no se choquen entre ellas. He decidido hacer una incursión secreta a los regalos navideños. Concretamente a uno que está sin envolver dentro de una bolsa. Jijijijiji. Saco el flequillo por encima de la manta. Luego los ojillos y finalmente la nariz. Miro a un lado, a otro y ZAS! me encuentro en el suelo. Jijijijij. Así, si alguien en ese momento encendiera la luz solo encontraria un bulto muy gordo tapado por una manta, es decir, irreconocible (esta es una de las técnicas de camuflaje que aprendí en mis años en la guerra). Me acerco sigilosamente a los regalos; me subo por los sillones y llego a la mesa. Me situo el camuflaje a modo de manto. Y me acerco a mi objetivo. En eso veo que unas luces multicolores parpadean a mi espalda. Me vuelvo. Parece la discoteca de "Queer as folk" la serie gay de la Cuatro. Mi madre ha dejado, otra vez, encendidas las luces del Belén. Y en cada parpadeo me encuentro a San José mirándome furioso, a la virgen rezando por mi alma pecadora y al niño durmiendo a pierna suelta, que para eso son las 4:30 de la madrugada. Mi conciencia se remueve."¡Está bien, está bien! Me esperaré a mañana.... Me cago en los restos católicos que me quedan".

Visión 4:

En la casa de al lado dos niños pequeños marcan en el teléfono familiar el número de la policía. Sus padres y su hermano mayor han desaparecido. A cambio, tienen amordazados a tres personas vestidos de forma rara. Sospechan que son los secuestradores. El primero de ellos: es un hombre "rarito". No tiene barba y huele a un perfume conocido: "Seguro es el que se llevó a mamá.". El segundo: es un gordo barrigón vestido de dorado, que más que un rey parece Papá Noël vestido de burbujita Freixenet. No hace más que amenazarlos con un castigo: tirar la Play Station. "Usa armas poderosas, pero no lo liberaremos" alegan los niños. Y el tercero... (los niños le miran con la gota japonesa) el tercero parece ser un hombre joven. Un hombre que por no pintarse la cara entera de negro, se ha disfrazado de Batman, que así solo se pinta la mitad.