Histéricas historias

El negro sandunguero de la baja Cuba, que trabaja en la tienda de muebles de segunda mano de la esquina, sacó un radio-casete a la puerta del establecimiento y lo colocó en una de esas mesitas de teléfono que nadie comprará ya, no por fea, sino por ser más parte de la decoración que otra cosa. Buscó una emisora de sonido lejano he hizo surgir una música caribeña que inundó la calle de forma extraña. Flexionó las rodillas levemente, sacó un poquito el trasero, y botando sobre unas zapatillas de deporte grises y raidas le enseñó a todo transeúnte como se baila una salsa allá en la lejana tierra....
.... Todo el mundo quedó eclipsado bajo la voz de Celia Cruz.

ACTO 1: De como un niño aprende a identificar a un loco.
Son las 8:45 de la mañana. Matilde Ríos lleva prácticamente a rastras a Pablo Soria Ríos. Va rezando algo acerca de que siempre llegan tarde mientras el muchacho se entretiene jugueteando con el vaho que le sale por la boca, a ver si puede hacer un aro como el abuelo con la pipa. Al doblar la esquina lo ven. En la acera de enfrente, un negro sandunguero de la baja Cuba baila una salsita cantada por Celia Cruz. La mujer, horrorizada, menea la cabeza, y mientras se aprieta al chiquillo a la falda musita: "Jesús bendito, tan temprano y ya borracho. Mira que hay locos en la vida". Pablo Soria Ríos, ajeno ya al vaho y con sonrisa risueña, señala con su pequeño dedo al hombre, mientras su madre tira de su brazo arrastrándolo unos metros más abajo. Ella decide cruzar lejos del paso de peatones, lejos del hombrecillo verde que le dice que es seguro pasar por la carretera. Pablo Soria Ríos, a la edad de 7 años, acaba de aprender lo que es un loco...

ACTO 2: De como la vergüenza acompaña al hombre.
Ismael Urbano mira pasmado a su compañero bailar en la puerta de la tienda. Coge el teléfono y marca de memoria un número, mientras no despega ojo del escaparate. Al otro lado de la línea, un hombre contesta malhumorado con voz ronca. Un estúpido sin-futuro de la tienda, como a él les gusta llamarlos, acaba de despertarle. El muchacho balbucea algo sobre "el negro", algo de un loco y de bailar. El jefe, contrariado y oyendo cantar a su secretaria en la ducha, decide colgar sin escucharlo. Ismael Urbano, ante los curiosos que miran hacia el interior de la tienda, decide esconderse detrás del mostrador muriéndose de la vergüenza...

ACTO 3: De como una mujer sueña despierta.
Un Renault antiguo para su paso ante la luz roja del último semáforo de la avenida. Matilda Solis, de 45 años, se pinta los labios mientras espera continuar la marcha. Por encima de la voz irresistible que propaga el CD de Luis Miguel escucha una música externa que hace que gire la cabeza. Ante la sorpresa de la imagen, Matilda Solis, "Mati" para los amigos y enemigos, se pinta sin querer la paleta derecha con carmín rojo. Con los ojos abiertos contempla al adonis negro que baila sobre la acera. Pasado un segundo, guarda el pintalabios con furia, pliega el parasol con espejo y musita: "Eso debería hacer yo, bajarme de este coche, ponerme a bailar con ese cuerpo y llamar a mi jefe diciéndole que estoy harta, que por lo que me paga se meta el trabajo por donde le quepa. Y también tendría que llamar al vago de mi marido y decirle que hoy hace él la comida, que recoja a los niños esta tarde y que de paso haga la colada por una vez en su vida, ¡que el agujero negro de la lavadora no es una boca come-manos!... ¡Que yo también trabajo! Y... Ante el claxon del coche de atrás Matilde Solís se percata de la luz verde del semáforo y fijando la vista al frente emprende la marcha hacia su oficina, unos kilómetros más abajo...

ACTO FINAL: De como la vida concluye empezando...
Juancho, un cubano exiliado, bota sobre el asfalto lo mejor que sabe. Acompañado por la maravillosa voz de su compatriota, ignora la expectación que se está creando a su alrededor. De forma invisible al resto del mundo, sostiene en un puño una carta ministerial. En ella, reza algo así: "Le informamos que desde hoy es usted considerado un ciudadano español". Juancho canta de felicidad.

Cuando uno sueña con otra persona ajena a su pareja que está realizando la postura 17 del Kamasutra (conocida mundialmente como "Las aspas del molino") pues la cosa no pasa de ser un sueño erótico más, de morbo, posturas imposibles y flexibilidades solo imaginables en gimnastas rítmicos.
Pero ¡ay amigos!, si uno sueña que está practicando la postura 35 ("La unión del gato") con una persona ajena a la que le juras fidelidad eterna, la cosa cambia.
Y si no lo creéis, consultadlo. Desempolvad (que palabra con que connotaciones al uso, ¿eh?) el libro que tenéis en la mesilla, debajo de un montón de papeles a sucio y leer sendas descripciones. Sí, sí... ese libro que tenéis oculto bajo un envoltorio negro que pone : "La Sagrada Biblia".

PD: El número de la postura depende de la versión de la Biblia que tengáis, ya se sabe que cada uno tiene un apóstol favorito.

"El asceta contemplaba la ciudad desde la altura, donde podía oir el ruido de la muchedumbre despertando un domingo cualquiera. El aire se colaba por entre sus piernas y le erizaba hasta los pelillos no mencionaré de donde. Su piel curtida por los años se había acostumbrado a la buena vida.
Había decidido abandonar a su familia por alcanzar una vida solitaria con no más que una magdalena y una tripa de salchichón, envueltos en un pañuelo que se mecía atado a los calzoncillos añejos. El bulto le hacía una forma extraña sobre la cadera.
Buscó cualquier lugar al sol y se sentó mirando a su alrededor. Hasta allí había subido el hombre y una bandera enorme y cuadrada ondeaba al viento. Sacó su magdalena y empezó a chupetearla, ya se sabe que a los ascetas no le hacen falta las dentaduras postizas.
Y cuando empezaba a relajarse sobre el suelo, lo oyó, un animal salvaje se acercaba. Distinguía su paso osco y su bufido regular... y de repente ...
La puerta de la azotea se abrió de par en par y los 100 kilos de su hija Concha, su bigote y su bata de guatiné de flores, aparecieron como una exhalación: ¡Maldito viejo loco!, chilló, ¿se puede saber que haces? A una residencia, tu te vas ahora mismo a una residencia. ¡Me vas a matar del susto un día de estos!... Como si no tuviera poco con la casa, los niños, el coche, los papeles, los de alemania que vienen aquí, los que se van allí, la mudanza...
Dionisio Flores vió su sueño de librarse de su familia truncado. Ni siquiera tenía posibilidad de coger una pulmonía, la condenada fea mujer se empeñaba en ponerle los camisones hasta los tobillos de franela incluso en verano. Siguió a su hija escaleras abajo, no sin antes contemplar de reojo su páramo asceta. La sábana cuadrada y amarillenta de la Puri se chamuscaba bajo el sol de una mañana de domingo..."

Surges en la imagen de cada noche,
ante mí, tumbada yo boca arriba, tu figura se dibuja,
etérea.

Alargo mi cuerpo para abrazarte y ante la punta de mis dedos, desapareces.

Me vuelvo hacia un lado de la cama,
y allí te hallas, dormido a mi lado con tu boca semi abierta,
etérea.

Me acerco a besarte despacio y ante el roce de mis labios, desapareces.

Me pongo boca abajo en la almohada,
cuando tu peso cae sobre mi espalda y me roza tu aliento,
etéreo.

Inspiro profundo tu olor y ante mi nariz dilatada, desapareces.

Lunas hay muchas, muchas noches, muchos besos, muchas sábanas. Lunas hay tantas ...

Lunas físicas, lunas menguantes, rojas, lunas tapadas por soles insolentes, lunas santas ...
Lunas de planetas, lunas en iconos, lunas que acunan y te cantan, lunas blancas ...
Lunas ardientes, lunas frías, lunas insomnes, lunas monótonas, lunas laxas ...
Pero si has descubierto la verdadera luna llena, luna clara, luna alta ...
no la sueltes ...
No sea que tengas que conformarte con el resto de las lunas falsas.

Ni la intimidad de tu frente clara como una fiesta
ni la privanza de tu cuerpo, aún misterioso y tácito y de niño,
ni la sucesión de tu vida situándose en palabras o acallamiento
serán favor tan persuasivo de ideas
como el mirar tu sueño implicado
en la vigilia de mis ávidos brazos.
Virgen milagrosamente otra vez por la virtud absolutoria del sueño,
quieto y resplandeciente como una dicha en la selección del recuerdo,
me darás esa orilla de tu vida que tú mismo no tienes,
Arrojada a la quietud
divisaré esa playa última de tu ser
y te veré por vez primera quizás como Dios ha de verte,
desbaratada la ficción del Tiempo
sin el amor, sin mí.

"A veces tengo la sensación de pertenecer a una especie que tiene ganas de extinguirse.
Como si estuviera cansada de sí misma."
Los trabajos Prácticos - Cosas que piensan -

Que no hija que no, que las musas no te vienen pegadas al dorso de los chicles de Coca-cola. Que no puedes llegar al quiosco y decir: "Deme una musa" y que el tipo/a en cuestión te venda un chicle con regalo. Que luego sales tú de la tienda tan feliz y te encuentras que te han vendido una musa acerca de la "No-Guerra" en Albania o del barquito que se está hundiendo en Gibraltar y ya la hemos liado.
Que si fuera tan fácil seguro que luego escuchábamos a algún niño gritar: "Mamáaa, er juki me ha quitado la musaaa". Vamos, un sin sentido de aquí no te muevas.
Por favor, esto es un llamamiento a todo el mundo que se aburra en épocas de exámenes: " Si veis a una hada, con orejas de murciélago, nariz de cerdo y vestido de payaso, mándenmela a mi casa, que se me ha escapado la musa de las histerias y es muy delicada, la pobre, para comer cualquier cosa."

IV

Confieso que tengo acceso de gravedad ....

III

Tus ojos eran el oscuro lugar de mi deseo,

aquel barate perdido donde asomarse para tener vértigo.

Fondo sin fin de misteriosa oscuridad.

Pero ahora ya, no dicen nada.

La sonrisa extinguida de otro tiempo olvidado,

tan pura y tan real como lo fue tu cuerpo.

Los parques ceremoniales no te verán más.

Porque ahora ya, no dice nada.

Mi mentira perdida, mi cuerpo exhiliado,

fuera de mi y de mi control, ...

... ya no soy yo.

Y te lo creeras a fuerza de repetirlo.

Como la pesadilla ajena que no da miedo

por no ser propia.

Aunque sea mentira todo y nunca digamos más nada.

Hay un hombre a mi lado. Un tipo que hasta hace diez minutos eras tú. Un desconocido que me miró con tus ojos y me habló con tu voz. Tan antes tú que ha resultado ser muy diferente a lo que ahora es. Su pelo ya no tiene el tacto de tu pelo, ni su olor es ya tu olor. Ha cambiado tanto que ya no lo conozco como a tí.

Y se acurruca en tu lado con tu sonrisa de satisfacción, ocultando su mirada tras tus párpados de largas pestañas, con su frente perlada de tu sudor. Y por más que cierro los ojos y acaricio su piel ya no te encuentro.

Y sigo arañando, mordiendo y besando...en vano. Y ahora que ronca a mi lado, agarrando mi cintura como lo hacías tú, yo te busco mas allá de mis párpados, en el sueño diario donde somos tu y yo otra vez, y por siempre, solo tú.

Nuestro matrimonio estaba roto ya antes, incluso, de casarnos. De la pareja de novios que se veia arrinconada por la pasión en cualquier rincón oscuro solo quedaba el insulso beso y el te quiero bajito de cada noche en el portal. Ya no veia el brillo en sus ojos de pupilas dilatadas, y supongo que él tampoco encontraba tal efecto en los míos. Así que, el día que formuló la pregunta, sentados en el bar de siempre con la mera intención de estar, contesté que sí a su propuesta de futuro. Y es que ninguno tenía fuerzas para padecer otro principio.

Los hijos no tardaron en llegar. Necesitábamos que nuestro "nosotros" dejara de ser protagonista y tener un "ellos" por lo que luchar. Y, entonces, el insulso beso pasó a ser el roce de espaldas frías en la cama y el te quiero bajito transmutó en el ronquido fiero de la noche. No había más problemas que los problemas de "otros" y de "ellos".

La casa callada, el aire que mecía las cortinas, mis patas de gallo, sus canas y calva. Así que, el día que formuló la pregunta, sentados en el bar de siempre con la mera intención de estar, contesté que no a su propuesta de futuro alejado. Y es que daba miedo padecer otro principio a nuestra edad.

La vida debe estar en otra parte...[]

...ya nunca volverán a hacer nada por vez primera.

Ismael Serrano "Un muerto encierras"

"Todo consiste en ser cruel,

parar cuando hay que seguir y no dar tregua cuando se pide cuartel."

Aprietas mis muñecas por encima de mi cabeza y me haces daño. Me defiendo como puedo a mordiscos en tu hombro y tú gruñes. Arañas mi muslo, mientras intento asfixiarte apretando con mis piernas, pataleo sobre tu cintura.

Apresas mi cabeza y mi yugular queda a tu merced, dislocando mis sentidos. Con mis manos libres, araño cada palmo de tu espalda. Mientras tú desplomas tu peso sobre mí.

Y en el momento en que yo tiro de tu pelo, y tu apresas mis labios con los tuyos, todo estalla. Y mi piel se eriza bajo tu piel, en espasmos incontrolados.

Despues nos miramos agotados...

una batalla más que acaba en empate.

Y mátame, al fin, cuando no seas capaz

de recordar mi nombre.

Ella miraba al suelo de camino al trabajo. Nada que decir, ni que opinar. Apenas el pensamiento opaco de lo que tenía que hacer para caminar.

Él corría hacia todas partes, el sudor que caia a ambos lados de su frente. Visitar a María después, llamar a José para quedar, encontrarse con Paula a la salida, una ducha rápida y una cenita con Pablo.

Ella esperaba callada en el andén, Iván Ferreiro que sonaba en el mp3, tamborileaba inconsciente al compás de la música.

Él gritaba por el móvil, gesticulaba con las manos y sacudía su pelo mojado. Reia a carcajadas y hablaba sin parar de una cena con una tal Marta.

Ella odiaba al tipo que gritaba a su lado.

Él ignoraba a la muchacha que lo miraba enfadada.

Y cuando el metro llegó y los sacudió con su ráfaga de viento, los papeles volaron y ella saltó para alcanzarlos al vuelo.

Y se encontraron al fondo de sus pupilas,

donde nada era y empezaba todo.

I

Tú, ya no me necesitas

como te necesité yo tantas noches

Fumabas escondido en la esquina más oscura del bar, sumergido en las anómalas formas del cigarrillo encendido. Estabas encantador con tu corbata y tu pelo revuelto, aires de soñador encabronado con la vida. Mil mujeres hubieran calentado tus sábanas aquella noche, más tú preferiste realizar una reverencia y musitar: "Lo siento señorita, esta noche fumo solo". Mirabas sin mirar, bebías, sonreias a la soledad de un lugar lleno de gente.

Te acercaste a pagar poniendo encima de la barra tu billete. Tartamudeé: "Hoy invita la casa". Me miraste... por primera vez me miraste:"¿Sabe?, hoy me prometí que si la vida me invitaba a una cerveza dejaría de fumar". Llevaste un cigarrillo a tus labios y lo encendiste: "Apúntemela en la cuenta de las promesas que quedan sin cumplir". Y saliste por la puerta como si nunca hubieras estado, sin que nadie se girase, ni notase tu falta.
Una vez, te vi una vez y te esfumaste...

... y si supieras que aun pienso en ti.

No te aferres a la boca de aquel que te dio la vida, ahora que has resucitado ¿qué harás?. No persigas el manantial del nacimiento eterno. Afánate en buscar ahora el elixir que te mantenga viva.

Nada es eterno, nada. Ni siquiera el negro sueño en el que creiste entrar. Nada es eterno, nada.

Y si no cumplo lo que quiero,

es por miedo a que despues no

haya nada en que pensar.

Cállense las voces interiores que pensaron que no cumpliría mi promesa.

Aun me quedan cinco días.

Cuando uno se encuentra a oscuras no ve hacia donde sus pasos le pueden llevar. Claro está, que tampoco ves el camino por donde volver, así que te quedas parada viendo que al menos llegaste a posarte en pie en algún lugar. Si miras alrededor, no ves señal alguna que te diga que hacer ni adonde ir. Si avanzas corres el riesgo de volverte a caer y quien sabe si esta vez, te levantarás. Pero volver atrás, donde ya sabes que existen agujeros, no parece ser una buena idea.

Ahora que conozco cuanto me han mentido, que lo pruebo, compruebo, y corroboro, ahora que sé cuanto me han amado, que lo siento, presiento y toco con las manos. Ahora que cierro el ciclo, al fin, ¿cómo pienso celebrarlo?

Dejadme que lo piense,

aun me quedan nueve días

Hoy, 3 de Marzo, la luna sufre un eclipse total. Perdónenme los locos que hayan decidido leer lo que escribo, pero es hora de meditar. Sentarse tras los pecados cometidos y pensar en cometer otros distintos. Andar, andar, andar, que me ayuda más que lo primero.

Por ahora, no tengo mas histerias que contar, por ahora, yo entera soy histeria. Déjenme escribir ahora en soledad. Para mí, que soy la única que se cree lo que escribo.

Entrelazada a la soledad, seré yo, me debo una tregua. Un punto y final con un continuará suspendido, como en las buenas historias.

Espero nos veamos algún día por cualquier bar, brindando a nuestra salud por todo lo vivido.

En la quinta avenida, alguien grita fuego: ¡Socorro, mi casa se quema!. El pueblo, aburrido y somnoliento, despierta aturdido de la siesta de Betty, la fea. Alguien se frota las manos destrás de la cortina: "Bien, hoy habrá marcha".

Mientras los contertulianos se reúnen en la calle y las mujeres ensayan su llanto ante la tragedia, se escucha otra voz tres calles mas abajo. Resulta que en la segunda avenida, alguien grita agua: ¡Socorro, mi casa se inunda!. Y los últimos despistados despiertan de la siesta del niño que se harta de magdalenas a escondidas.

Cuando ambos habitantes se debaten por vivir o morir, en la calle se ha formado un debate general, arduo y aguerrido: "¿Dónde se sirve la tragedia más grande?...¿viendo a un hombre ante el fuego o ante el agua?". La gente empieza a discutir: "En el agua, sin duda. El cuerpo se hincha, la cara se pone azul, y la presión hace que, a veces, la cabeza estalle. Y el cuerpo patalea sin cesar cuando uno se queda sin aire". Una mujer se levanta enfadada de la silla, donde contemplaba el espectáculo inicial: "¡El fuego es más espectacular!. La piel empieza tostarse ante el calor sofocante. En tu afán por salvarte haces el ridículo echando el vaso de agua de la mesita de noche ante las llamas. Notas como te vas quedando sin pelo. Y si hay suerte, y el hombre se asoma lo suficiente por la ventana, podremos contemplar como llega su fin sin que el humo lo adormezca".

La gente rompe en una discusión. Dos bandos se forman, claros, en la calle: "¡El fuego!..¡el agua!".

En esas los bomberos y la policía llegan a la tragedia y extienden una tubería desde el piso que se inunda al piso que se quema: el agua aplaca al fuego, el fuego evapora al agua.

La gente queda atónita ante tal espectáculo. "¡Ohhhhhh! ¡venga ya!" se escucha. Grito de desilusión contenida hasta el último minuto. Todo el mundo empieza a dispersarse, chasquean lenguas y mueven la cabeza. Una mujer coge su silla y se adentra en casa con el murmullo en la boca: "Me voy a ver la televisión, que entre los insultos de famosos y peleas, que ante las noticias de tragedias y las películas malas, no existe inteligencia ni apuestas por la vida".

Jorobada, tanto física como síquicamente, frente al papel. La botella de agua en la esquina, el vaso de café en la otra, los restos de la magdalena que tu gula te ha hecho engullir en el centro. Resoplas. Lees dos líneas y vuelves a ojear las páginas que te quedan por detrás, con la esperanza de contar menos que hace cinco minutos. Vuelves a resoplar. Coges el subrayador amarillo, y trazas una linea sobre algo que parece importante, coges el azul y vuelves a subrayar sobre algo que parece semi importante, el verde para los esquemas, el rosa para los pies de página. Y embutida en tu mundo multicolor de líneas sin sentido acabas dándote cuenta que lo has subrayado todo y no has comprendido nada. Esto no funciona.

Te levantas y te estiras un rato. Miras por la ventana, hablas por teléfono, ves la tele... ¡¿¿ya es esa hora??!, imbécil, has perdido dos horas haciendo el ganso. Y vuelves a sentarte en el escritorio. Subrayas otras dos transparencias, miras el emule por si se te han descargado cosas, el messenger en estado no conectado, el blog, tal y tal página... Miras el reloj: otra media hora a la mierda. ¡¡NOOOO!! Agobio, agobio. Apagas el ordenador, apagas la televisión, abres el libro que te has sacado de la biblioteca, los apuntes. Venga, esta vez en serio.

Intentando memorizar miras a la estantería. ¡Uy! que de polvo. Coges el trapo y lo limpias. Al rato ves la pelusa del suelo volando, ¡uy! coges la escoba y la barres. A tu espalda, a la cama le ha salido una arruga, ¡uy! la deshaces y la haces de nuevo. Lo que no has hecho en todo el año ahora te sirve de excusa, en conclusión, otras dos horas perdidas.

Te sientas de nuevo. A la hora una voz te llama para cenar y te saca de tu ensimismamiento. Te descubres mirando a la pared con sonrisa de boba: acabas de planear lo que vas a hacer el resto de tu vida despues de exámenes. El cuarto está impecable. Los libros en la mesa, las hojas de los apuntes volando por culpa del aire de la estufa.

Cuando terminas de cenar te echas sobre el sofá. Alguien pregunta: ¿estudiarás esta noche tambien? Miras de soslayo.. uhm creo que no, ya he estudiado bastante esta tarde. Y esperas con ilusión a que Jesus Vazquez aparezca por la tele para soltar la frase: "¡Ay!, que desperdicio de cambio de acera"

No pienso ponerle comentario a esto. ¿Entendeis ahora mis histerias?

Mañana de sábado en la que dormir no es pecado ni remuerde consciencias. Ya estudié durante la semana lo suficiente. La televisión se pronuncia al lado, con su monotonía matinal de sábado de Enero, mientras mis padres hablan de su viaje y mi hermana pide que se callen, que está durmiendo. Me imagino Recogidas hasta arriba de gente: personas que chocan hombros, bolsas, manos y codos. En rebajas transitar por esa calle es casi imposible.

Yo me hago más bola, si puedo, en la cama. Con lo único que choco es mi sábana. Con lo único que me mosqueo es con mi pijama, que se empeña en retorcerse sobre mi cuerpo cada vez que me muevo. Ando medio entre sueños, pensando en esto y aquello que no me preocupa.

Hoy mi vecina no canta, ni hay obra en el portal, y nadie me llama para levantarme. Debo estar manchando la almohada de rimel porque anoche no me desmaquillé, pero no hay ganas de levantarse.

Pasado mañana será otro odioso lunes, pero hoy, es feliz mañana de sábado donde dormir está permitido en la república independiente de lo que a mi me da la gana hacer.

En una de las calles principales del Zaidín. Tres camellos, 3 hombres y 6 guardaespaldas se disponen a repartir regalos. Un gitano surge en la ventana de un edificio colindante: "¡¡¡Cuuuuuuchi los payos!!!, pos no san traio gordispaldas y tooo. ¡Que nu sus vamos a robar!. Mari, mira los payos... Ni que me interesaran los regalos que llevan. Miren ustedes, señores magos: Que yo tengo 3 ferraris, 2 porches, un mercedes, y a la jamelga de mi mujer. Que sus habeis creido, que nusotros somos gente de Dios... ". Cerrando la ventana de golpe.

Los reyes magos quedan atónitos ante tal espectáculo.

Visión 2:

Calle Campoamor Nº 5. Alguien susurra y rie, por lo bajito, detrás de la puerta: "Shhhh, calla, que la gente está durmiendo. ", tintineos, " joder, no doy con la llave...jijijijijijiji" otra voz: "Si es que menudo manojo tienes" "¿ y que quieres que haga? Tengo aquí todas las llaves", "a ver dejame a mi" ..."Quita que lo hago yo" ... "Tiene que ser ésta, jijijijiji". A duros esfuerzos encuentran la llave. Al fin, dos muchachas entran como cubas a casa de una.

Visión 3:

Mi casa. Yo en mi cama con los ojos como platos: mi insomnio no me deja dormir, son las 4 de la madrugada e irradio luz a las moscas de mi cuarto, para que no se choquen entre ellas. He decidido hacer una incursión secreta a los regalos navideños. Concretamente a uno que está sin envolver dentro de una bolsa. Jijijijiji. Saco el flequillo por encima de la manta. Luego los ojillos y finalmente la nariz. Miro a un lado, a otro y ZAS! me encuentro en el suelo. Jijijijij. Así, si alguien en ese momento encendiera la luz solo encontraria un bulto muy gordo tapado por una manta, es decir, irreconocible (esta es una de las técnicas de camuflaje que aprendí en mis años en la guerra). Me acerco sigilosamente a los regalos; me subo por los sillones y llego a la mesa. Me situo el camuflaje a modo de manto. Y me acerco a mi objetivo. En eso veo que unas luces multicolores parpadean a mi espalda. Me vuelvo. Parece la discoteca de "Queer as folk" la serie gay de la Cuatro. Mi madre ha dejado, otra vez, encendidas las luces del Belén. Y en cada parpadeo me encuentro a San José mirándome furioso, a la virgen rezando por mi alma pecadora y al niño durmiendo a pierna suelta, que para eso son las 4:30 de la madrugada. Mi conciencia se remueve."¡Está bien, está bien! Me esperaré a mañana.... Me cago en los restos católicos que me quedan".

Visión 4:

En la casa de al lado dos niños pequeños marcan en el teléfono familiar el número de la policía. Sus padres y su hermano mayor han desaparecido. A cambio, tienen amordazados a tres personas vestidos de forma rara. Sospechan que son los secuestradores. El primero de ellos: es un hombre "rarito". No tiene barba y huele a un perfume conocido: "Seguro es el que se llevó a mamá.". El segundo: es un gordo barrigón vestido de dorado, que más que un rey parece Papá Noël vestido de burbujita Freixenet. No hace más que amenazarlos con un castigo: tirar la Play Station. "Usa armas poderosas, pero no lo liberaremos" alegan los niños. Y el tercero... (los niños le miran con la gota japonesa) el tercero parece ser un hombre joven. Un hombre que por no pintarse la cara entera de negro, se ha disfrazado de Batman, que así solo se pinta la mitad.