Sombra de alquitrán
lunes, marzo 19, 2007
Fumabas escondido en la esquina más oscura del bar, sumergido en las anómalas formas del cigarrillo encendido. Estabas encantador con tu corbata y tu pelo revuelto, aires de soñador encabronado con la vida. Mil mujeres hubieran calentado tus sábanas aquella noche, más tú preferiste realizar una reverencia y musitar: "Lo siento señorita, esta noche fumo solo". Mirabas sin mirar, bebías, sonreias a la soledad de un lugar lleno de gente.
Te acercaste a pagar poniendo encima de la barra tu billete. Tartamudeé: "Hoy invita la casa". Me miraste... por primera vez me miraste:"¿Sabe?, hoy me prometí que si la vida me invitaba a una cerveza dejaría de fumar". Llevaste un cigarrillo a tus labios y lo encendiste: "Apúntemela en la cuenta de las promesas que quedan sin cumplir". Y saliste por la puerta como si nunca hubieras estado, sin que nadie se girase, ni notase tu falta.
Una vez, te vi una vez y te esfumaste...
Una vez, te vi una vez y te esfumaste...
... y si supieras que aun pienso en ti.
miércoles, marzo 21, 2007
Me has dejado sin palabras. Desde luego que es impresionante.
Me ha encantado sobradamente esta historia de humo y miradas.
Genial.
miércoles, marzo 21, 2007
Me halagas. Tampoco es nada, una historia mas que menos. No mejores que las tuyas que me tienen enganchadas. Besos