¿De verdad quieres un gato?  

sábado, noviembre 10, 2007

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Mini-Histeria sin corazón ni remordimientos  

sábado, noviembre 03, 2007

"Yo nunca he confundido el amor de la pasión,
hacerlo es imposible,
es esta última diez veces mas divertida que el primero..."

Cuando una se sube al autobús en una de las primeras paradas de su ruta, adquiere un derecho inviolable de sentarse donde quiere y permanecer en dicho estado hasta que dice de bajarse. Y más cuando, encima de todo, te bajas en una de las finales. Soportar los frenazos, pitos, flautas y acelerones de un "autobusero" inexperto desde un asiento hace del viaje un hervidero de antenas orejiles desplegadas y captación de conversaciones ajenas, que te confirman la suerte que tienes en la vida. Porque, en un autobús, amigos y enemigos míos, deben de subirse (o eso parece) las personas más desdichadas de todo el mundo.
Y cuando mas agusto vas, se sube la típica persona mayor a toserte en la oreja, a carraspear y a susurrar un: "ay! dios mio" cada 5 segundos, para captar tu atención. Porque todo lo tienen planeados, que ya se sabe el refrán del demonio y los viejos.
El hecho solo provoca que te vuelvas hacia la ventana y finjas no haberla visto, y de paso, ignorar la voz que te dice: tus piernas están mejor, levántate ya.
Y para no reconocer lo indigno y deshonesto de tu persona, tramas excusas que te eximan de tal obligación (deber). Como la excusa de la enfermedad es (afortunadamente) imposible, piensas: "Si yo lo hago por su bien, todos los médicos afirman que es muy bueno hacer deporte a esa edad. ¡Y que mejor deporte que practicar el surf!"

...soy una persona horrible, pero, ¿y quién no?

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