Nota pegada a una lechuga  

sábado, diciembre 08, 2007

"¡Ay, Puri!. ¿No te parece una guarrada?
Aún teniendo la condenada de la Claudia Schiffer 68 años
seguiría siendo más fea que ella, a mis rebosantes 23."

Carlos, mi vida, mi cielo, mi sol... te dejo. Te abandono vilmente sin tener el valor de decírtelo a la cara. Enfrentarme a tus hermosos ojos verdes es algo para lo que aún no estoy preparada. Que desgracia Darling, se nos acabó el amor en el mismo sitio donde empezó nuestra vida en común: en el portal. Porque, "Chocolatín", te he sido infiel con el portero.
No quiero atormentarte con un relato detallado de como sucedió, de sobra sabes como gimo en esos momentos (¿te acuerdas del grandioso día de los 9 polvos?, pues de esos, Bizcochito, de esos fueron mis gritos), pero te mereces una explicación de lo sucedido:
Pasaba yo por el rellano del 4º piso, con mis bolsas de Lacoste, cuando me lo encontré fregando. Sorprendida, musité un "Buenos días" bajito y continué mi andadura hacia el décimo piso. No alcanzaba yo todavía el cuarto escalón cuando lo escuché susurrar: "Si fueras barco pirata te comería to el tesoro que tienes entre las patas".
Ofendida, Darling, me volví a increparle seriamente que qué clase de piropo era ese para una señora como yo, cuando lo vi allí, mirándo con deseo cada palmo de mi suave piel. Sudoroso, con ese olor a Estrella (que no deja ni huella, bien lo sabe el suelo de nuestra cocina), la camisa abierta y su barriga cervecera; ¡juro que no sé que me pasó!. Pero tuve la imperiosa necesidad de soltar por los aires las bolsas de tus regalos de navidad y tirarme cuál tigresa en celo encima de aquel hombre. Y vaya si me lo tiré, vaya.
Lo que empezó como una simple y llana infidelidad (que, por si te sirve de consuelo, pensaba ocultártela) se convirtió a las 3 horas en 11 experiencias multiorgásmicas dignas de contar (no a tí por supuesto, es solo un decir).
Ahora he de decirte que me marcho a vivir con él porque resulta que me he dado cuenta que ¡me he enamorado! y ya no puedo continuar con nuestro matrimonio.
Te dejo esta nota pegada a la lechuga del frigorífico con la esperanza de que te hagas de comer tu consabida ensaladita. Pensé dejártela pegada al libro de Kafka de la mesita, pero como sé que te gusta muchísimo ese libro he preferido que aborrezcas la lechuga. A ver si así dejas el gimnasio, los abdominales de la barriga desaparecen ("Chocolatito") y se te cae el pelo por culpa del colésterol. Quizás de esa manera podamos considerar retomar nuestra relación.
PD: "El portero se llama Felipe, y no Enrique, como tú lo llamabas. Te lo digo para que puedas cagarte en nosotros con un poco más de fidedigna actualidad"

Tu gominolita de fresa en forma de corazón

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3 comentarios: to “ Nota pegada a una lechuga

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