Efervescencia Heidi
viernes, octubre 06, 2006
Ea, ea, ea, que sí cielo mío, ea, ea, no llores más. Que antes de ayer te caistes en la calle y ahora ya sabes lo que es besar el suelo de verdad. Ea, ea. Sonaba en el mp3 esa canción que enciende la sangre en vena, de ritmos traidores que mueven músculos sin querer, y empezaste a dar saltitos invisibles a la gente: Heidi en plena efervescencia primaveral. Y viste un escaloncito algo más alto de lo que tú acostumbras a subir y pensaste: Con un impulso más fuerte lo superaré y vuelta al prado de flores con Pedro esperando y Niebla al lado. Y mientras el chico más guapo de tu barrio pasaba a la derecha, quisiste realizar la pirueta mortal con tirabuzón mas perfecta jamás hecha, y quedar intacta encima del escaloncito de marras. ¡Ay! ¡que cálculo tan erróneo para alguien que maneja las matemáticas casi a diario! La pierna derecha adelantó su trayectoria y se juntó con la izquierda. Ésta a su vez, sedentaria excepto en tamborilear contra el suelo la canción que suena en los altavoces del ordenador, quedó atrapada en la pernera del pantalón y, cuando el cuerpo bajaba, encontró vacío en el apoyo...y en consecuencia, cayó. ¡Maldita moda la que rechaza el pantalón pitillo! Ea, ea, ea, mi niña.
Y quedaste a cuatro patas en el suelo, cabeza baja, mientras el chico más guapo de tu barrio se retuerce por no echarse a reir, y tu vecina, con muletas, se acerca a ayudarte. A cuatro patas, con tu enorme trasero en pompa. Quisiste salir de tí y patearte.
Pero te levantas rápido, te sacudes un poco (no mucho, porque es la hora de huir) te recompones ropa, cabello y bolso, y echas a andar. Disimulando, mirando abajo, por no ver las miradas irrisorias de la gente. Y casi no andas, corres. ¡Ay! Que vergüenza.
Y se te acabó la efervescencia Heidi, apagaste el mp3 de música traicionera, y quedaste sentadita en la parada del bus, fingiendo no sentir el dolorcito que se formaba en tus rodillas y en tus muñecas.
Y ahora, cuando ves el escaloncito de lejos, echas a temblar. Y te inventas mil caminos que lo rodeen. No sea que el malaje tenga algo contra tí y tú no lo sepas.
viernes, octubre 06, 2006
Yuhu!!!!!!!
Una más que se ha unido a mi club, jejeje. Ya sabes lo que se siente al besar el suelo ;)es una experiencia, como diría yo... no se puede explicar jejeje.Invitamos a quien quiera para que se una a nuestro club.
Muchos besitos
sábado, octubre 07, 2006
Pequeña istar...no volveré a reirme cuando tu te caigas..palabra de honor de una que lo ha sufrido...ayayaya que vergüenza...Ya solo queda una que yo me sé para unirse al club...pronto caerá, pronto JUAJAUAJAUA.
Besitos, gracias por tu comentario, que sé que te cuesta escribir. Un honor.
sábado, octubre 07, 2006
MMMmmmmm.....he de darme por aludida cuando elune dice:
"Ya sólo queda una que yo me sé para unirse al club.."
Y yo pienso en aquella vez que me arrodillé ante istar por no llevar tapas en los zapatos, en la vez que pisé una rejilla en el suelo de Camino de Ronda, no llegué a caer, eso es cierto, pero las piernas me llegaban a la cabeza de las zancadas que di.....entre otras muchas cuyo momento no quiero acordarme....
Y digo yo una cosa: aunque todavía no me haya comido el suelo sin manos (como istar) o a modo "perrito" como elune....¿no es suficiente para entrar en el CLUB, el mal rato que pasé cuando ves que vas a caer (caigas después o no) por si te ve alguien y las gilipolleces q hice para mantener el equilibrio?
domingo, octubre 08, 2006
Uhm... weno, istar aquí es la jefa del club. Yo no soy más que la que le lleva los "cafeses" con esa ropita sexi que me obliga a llevar (:P). Yo te admitiría en el club, porque solo de imaginarme tus brazos haciendo cabriolas a lo loco, y las piernas a zancadas, yo ya me parto de risa jajaja. En esas situaciones acabas cual super héroe caido del rascacielos: con las rodillas flexionadas, los brazos en alto buscando el equilibrio y mirando a todos lados ojeando las caras. Uhmm, tengo que asistir a una de tus fantásticas "no-caidas" jajaj Puchos Besos!